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Cada vez más frecuente la aparición de grietas en la ciudad de México

 
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Gabriel Auvinet Guichard, investigador del Instituto de Ingeniería de la UNAM.
Gabriel Auvinet Guichard, investigador del Instituto de Ingeniería de la UNAM.

31 de diciembre

• En los últimos años, el Laboratorio de Geoinformática del Instituto de Ingeniería de la UNAM se ha enfocado a elaborar una base de datos con información sobre su ubicación y a entender cómo se generan
• Por sus dimensiones, pueden ocasionar daños importantes a las construcciones y servicios públicos, afirmó Gabriel Auvinet Guichard, investigador de esa entidad

En el suelo de la Ciudad de México y del área metropolitana, cada vez es más frecuente la aparición de grietas que, por sus dimensiones, causan alarma entre la población y llegan a ocasionar daños importantes a las construcciones y servicios públicos, afirmó Gabriel Auvinet Guichard, investigador del Instituto de Ingeniería (II) de la UNAM.

No obstante, aclaró, este problema no es exclusivo de la capital del país, también se presenta en otras entidades como Querétaro, Aguascalientes, Jalisco, Michoacán y Estado de México.

Las grietas pueden tener variados orígenes, basta con aplicar una carga importante sobre el suelo –por ejemplo, cuando se construye un terraplén– para que aparezcan, sin ser necesariamente graves; las más críticas tienen que ver con el hundimiento de la urbe o de alguna zona afectada por el bombeo de agua de pozos profundos, indicó.

El ingeniero en geotecnia señaló que, desde finales del siglo XIX, en algunos puntos del Valle de México, el hundimiento regional ha rebasado los 13 metros, lo que ha repercutido en las zonas de transición, donde se han presentado asentamientos diferenciales y grietas, que han generado daños considerables y hasta accidentes en fraccionamientos.

Básicamente, prosiguió, las grietas ocasionan daños a las construcciones, carreteras, calles, o a los servicios públicos, como la red de distribución de agua potable, lo que representa un fuerte impacto económico.

Labor en el Laboratorio de Geoinformática

El Laboratorio de Geoinformática del II, se ha dado a la tarea de analizar el problema del agrietamiento en el Valle de México. Aquí, indicó, se ha realizado un trabajo sistemático de levantamiento de grietas y se ha recopilado información de otras instituciones, que también se interesan en este problema, como el Cenapred, el Instituto de Geología, y el Sistema de Aguas de la Ciudad de México. Además, se ha trabajado en modelos numéricos y analíticos para representar ese fenómeno.

En los últimos años, se ha elaborado una base de datos sobre la ubicación de esas hendiduras, que se han clasificado de acuerdo con el mecanismo que las genera. Esa información, se plasma en mapas que se incluirán en el reglamento de construcción, como advertencia para quienes desarrollan infraestructura, subrayó.

“Hasta el momento, la base contiene 380 registros de zonas de agrietamiento documentados; sin embargo, el problema es grande y aún hay mucho por hacer”, informó.

Las zonas más afectadas

De acuerdo con la información disponible, las zonas del Valle de México más afectadas por este fenómeno son Iztapalapa, Chalco, Xochimilco, la periferia de la Sierra de Santa Catarina, Xalostoc y Vallejo.

Se ha observado, abundó, que no están distribuidas al azar y se concentran principalmente en ciertas áreas; asimismo, se ha podido comprobar que no existe correlación entre ellas y la actividad tectónica. El agrietamiento es un fenómeno de fracturamiento mecánico superficial, recalcó.

Aunque no siempre es peligroso este fenómeno, provoca alarma entre la población porque es muy vistoso. Además, si se permite que las grietas se erosionen por el agua, toman dimensiones exageradas; por ello, deben ser tratadas de inmediato, para no permitir que se genere un problema mayor, advirtió.

“Deben rellenarse cuanto antes, y se ha visto que el material que da mejor resultado es la arena, porque ayuda a controlar el arrastre de `finos´ y el proceso de erosión”, concluyó.
Créditos: UNAM-DGCS-822/unam.mx

Obtiene Académica de la UNAM el premio de ingeniería de la ciudad de México

 
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Dora Celia Carreón Freyre, Investigadora del Centro de Geociencias de la UNAM.
Dora Celia Carreón Freyre, Investigadora del Centro de Geociencias de la UNAM.

Por su labor en el Centro de Evaluación de Riesgo Geológico de la Delegación Iztapalapa

Por la creación y consolidación del Centro de Evaluación deRiesgo Geológico (CERG) de la Delegación Iztapalapa del Distrito Federal, Dora Celia Carreón Freyre, investigadora del Centro de Geociencias de la UNAM, obtuvo el primer lugar del Premio de Ingeniería de la Ciudad de México 2010 en el rubro de Profesionales de la Ingeniería.

Este espacio, primero en su tipo en una demarcación donde existen varias zonas afectadas por grietas y hundimientos, analiza la deformación, hundimiento paulatino del suelo por cavidades subterráneas e inestabilidad de laderas; así como realizar diagnósticos sobre las condiciones de generación y propagación de fracturas.

Esta información es de gran utilidad para establecer medidas pertinentes que puedan incidir en la mitigación y/o prevención de los peligros ocasionados por esos fenómenos, indicó.

Nuestro trabajo consiste en detectar fracturas, hundimientos y deslizamientos. También, monitoreamos el agua subterránea y nos da una visión conjunta de los procesos geológicos que afectan a la zona, señaló.

Como científicos, dijo, buscamos identificar esas problemáticas, caracterizarlas y darles números para que los tomadores de decisiones lo entiendan y diseñen un marco regulatorio que contribuya a disminuir la vulnerabilidad.

Con nuestro trabajo buscamos determinar en dónde sí se puede construir un pozo o urbanizar un área, sin afectar a las personas y los recursos y, de este modo, estar en armonía con el medio ambiente, precisó la ingeniera geóloga.

En el CERG hemos conjuntado los aspectos naturales e ingenieriles, y no sólo buscamos saber hacia dónde se mueve el terreno o por qué lo hace, también analizamos las implicaciones sociales y la infraestructura civil.

Estamos coordinados con Protección Civil que es nuestro puente de enlace hacia la gente que toma decisiones.

Carreón Freyre aclaró que en el CERG no sólo se trabaja con alumnos de licenciatura o especialistas de diversas áreas, también realizan una labor de formación de personal técnico en la Delegación.

Créditos: UNAM-DGCS-669/unam.mx

Ayuda catalogación a conocer obras de arte novonispano e identificar piezas robadas

 
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Con la catalogación del arte novohispano se pretende contar con una ficha técnica de cada obra virreinal en México, para profundizar en su estudio, ubicación e interpretación, dijo Pablo Amador Marrero, del IIE.
Con la catalogación del arte novohispano se pretende contar con una ficha técnica de cada obra virreinal en México, para profundizar en su estudio, ubicación e interpretación, dijo Pablo Amador Marrero, del IIE.

7 de agosto de 2010
• En ese inventario, propuesto en el año 2000 por Elisa Vargaslugo, investigadora emérita del IIE de la UNAM, y Gabriela García Lascurain, restauradora del INAH, colaboran expertos de ambas entidades, el Conaculta y gobiernos estatales
• La Ciudad de México y Oaxaca son las regiones con más acervo novohispano descrito, afirmó Pablo Amador Marrero, del Instituto de Investigaciones Estéticas

La catalogación del arte novohispano, amplio proyecto de la UNAM, del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) y del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta), pretende contar con una ficha técnica de cada obra virreinal en México para profundizar en su estudio, ubicación e interpretación de símbolos, técnicas y contexto histórico y artístico.

“Este inventario no es para proteger el patrimonio, ese es uno de los resultados que trae consigo; su objetivo central es conocer para investigar. Para nosotros lo fundamental es saber qué tenemos para indagar”, explicó el historiador de arte Pablo Amador Marrero, del Instituto de Investigaciones Estéticas (IIE) de la UNAM.

El académico reconoció que, aunque no es su función, la catalogación ha demostrado ser útil para recuperar algunas piezas de arte sacro que han sido extraídas de varias iglesias del país.

Respecto a la falsificación, aclaró que reproducir arte novohispano es muy complejo, pues requiere técnicas especializadas como el estofado; no obstante, señaló que si se tiene una relación de las obras existentes y de sus características –que se lograría con la catalogación y análisis de expertos–, se puede ayudar a identificar una apócrifa y una auténtica.

Desde 2001, el proyecto se trabaja en cuatro entidades del país: la ciudad capital, Oaxaca, Hidalgo y Estado de México. “En el Distrito Federal se ha logrado un gran avance, y Oaxaca es otro sitio con grandes adelantos, aunque tiene mucha obra aún desconocida y es una de las entidades más proclives al robo”, destacó.

Aunque inicialmente el catálogo se destinaría a investigación, se ha convertido en una herramienta imprescindible para la salvaguarda del patrimonio, y por ello requiere de mayor implicación y apoyo de académicos, gobiernos locales y otros involucrados, consideró el universitario.

Catálogo Nacional de Escultura Novohispana

La idea original del proyecto nació en torno a la escultura con el Catálogo Nacional de Escultura Novohispana, que se planeó luego de que el Fondo de Cultura Económica solicitó al IIE la coedición de un libro sobre patrimonio escultórico novohispano.

A fines del 2000, el IIE celebró un acuerdo de colaboración con el INAH para formalizar el registro de ese patrimonio. Por parte de Estéticas se nombró coordinadora a la investigadora emérita Elisa Vargaslugo, y de Antropología e Historia a la restauradora Gabriela García Lascuráin. Ambas, señaló Pablo Amador, propusieron el inventario y son las “almas” de este proyecto.

En marzo de 2001, se inició con un curso intensivo de capacitación para egresados de universidades estatales, impartido en el IIE, y al que asistieron unas 30 personas, además de 15 investigadoras de la UNAM y del INAH. El objetivo fue especializar a los jóvenes para iniciar el registro y catalogación de la escultura novohispana.

Se les instruyó sobre el manejo de la base de datos a partir de una ficha de registro de información, previamente diseñada en coordinación con la Dirección General de Sitios y Monumentos del Patrimonio Cultural del Conaculta. Asimismo, se abordó el tema en sus aspectos histórico, estético y técnico.

“Comenzamos con la catalogación de escultura novohispana y luego nos dimos cuenta que era momento ideal para trabajar todo el patrimonio, pues entrábamos a un templo y se registraba también pintura, retablo y arte suntuario”, comentó.

Como último propósito, se espera que los gobiernos locales, las universidades, las instituciones culturales, los estudiantes de licenciatura y posgrado, y los particulares, se sumen a este esfuerzo conjunto de conocer, clasificar, investigar y conservar el legado artístico ubicado en los recintos religiosos, a través de los proyectos y programas que coordina y promueve el IIE.

Se trata de impulsar la investigación especializada que permita producir conocimiento original, pero sobre todo crear conciencia sobre la importancia de preservar, defender y proteger las variadas manifestaciones artísticas y culturales del país.

Créditos: UNAM. DGCS -465/unam.mx

Urge ampliar las redes de detección sísmica nacional

 
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En México, la red sísmica tiene menos de 50 estaciones, mientras que regiones como California, en Estados Unidos, cuenta con más de mil, señaló Shri Krishna Singh, investigador emérito del IGf.
En México, la red sísmica tiene menos de 50 estaciones, mientras que regiones como California, en Estados Unidos, cuenta con más de mil, señaló Shri Krishna Singh, investigador emérito del IGf.

6 de junio de 2010

• Un anillo de sensores a 300 kilómetros de la Ciudad de México sería eficiente y barato para fines de alertamiento a la urbe, dijo Shri Krishna Singh, investigador emérito del Instituto de Geofísica
• En una conferencia magistral, el académico de la UNAM añadió que el Sistema de Alerta Sísmica actual tiene fallas y cobertura limitada

Durante el terremoto de 1985, la Red de Acelerógrafos era una de las más avanzadas del mundo; pero actualmente, México tiene rezagos en la instrumentación sísmica, advirtió Shri Krishna Singh, investigador emérito del Instituto de Geofísica (IGf) de la UNAM.

“Se requiere ampliar la cobertura de detección con sismógrafos, acelerógrafos, más equipos de banda ancha —como los instalados en territorio nacional a partir de 1990—, pero también con Sistemas de Posicionamiento Global (GPS) y aditamentos portátiles que generen datos de forma rápida en cualquier región afectada”, añadió.

La red sísmica nacional tiene menos de 50 estaciones, mientras que regiones como California, en Estados Unidos, cuenta con más de mil, dijo en la conferencia magistral Sismología en México: avances y perspectivas.

En un país de temblores, la instrumentación es fundamental para la detección de los movimientos telúricos grandes, medianos y pequeños, que además de aportar información en tiempo real, útil para la sociedad y organismos de protección civil, permita profundizar estudios sobre el origen, tipo y trayectoria en zonas específicas del planeta, acotó el científico, nacido en la India y nacionalizado mexicano.

En el auditorio Tlayolotl del IGf, lleno a su capacidad máxima por estudiantes y académicos, Singh propuso instalar un anillo de sensores a 300 kilómetros del Distrito Federal, que sería eficiente y barato para fines de alertamiento temprano para la ciudad.

Así se ampliaría la cobertura de detección sísmica para la región más poblada del país, y permitiría la estimación rápida de la intensidad esperada en el Valle de México.

Recordó que en las zonas blandas en esa área, un movimiento telúrico se amplifica entre 100 y 500 veces, mientras en las zonas duras, la amplificación es de 10.

El investigador del Departamento de Sismología del IGf, destacó que por años, en México han habido avances, pero también existen rezagos. “La red de acelerógrafos del Instituto de Ingeniería de la UNAM, ha crecido y aportado información para nutrir cientos de artículos científicos en todo el mundo, pero aquí, la comunidad de sismólogos es todavía muy pequeña, y necesitamos más especialistas para ampliar los estudios y análisis de los datos de la red”, reconoció.

Alerta sísmica deficiente

El ingeniero de minas y doctor en ciencias de la ingeniería, consideró que el sistema de alerta sísmica actual tiene varias deficiencias. “Su cobertura es limitada, utiliza un algoritmo de detección que tiene fallas para registrar la magnitud, y la alerta responde a la magnitud, cuando podría funcionar con base en la aceleración esperada en el Valle de México”, explicó.

También, sugirió utilizar sensores y GPS a lo largo de las costas para desarrollar una alerta de tsunamis, con parámetros deseables, como el tamaño de la falla, su ubicación y la energía radiada.

Sismólogo precursor

Singh ha sido fundamental para acercar a dos áreas de la investigación en México: la sismología y la ingeniería.

Durante su trayectoria de cuatro décadas de trabajo científico, ha estudiado las fuentes de los temblores, propagación, atenuación y amplificación de las ondas por efectos locales, estructura cortical de la Tierra, tsunamis y estimación de movimientos del terreno durante futuros movimientos.

Entre sus aportaciones, destacan el descubrimiento de que la pequeña y joven Placa de Rivera es capaz de producir grandes terremotos, como el ocurrido en la interfaz entre esa placa y la de Norteamérica, que produjo un gran temblor en Jalisco, en 1932.

Precursor de la llamada Escuela Mexicana de Sismología, Shri Krishna Singh ha impulsado las redes de detección sísmica nacional, que genera registros de utilidad para sismólogos de todo el mundo.

En la UNAM, ha dirigido el Departamento de Sismología del IGf, y ha sido asesor del Instituto de Ingeniería.

A nivel nacional, ha sido asesor del Centro Nacional de Prevención de Desastres, y de la Comisión Nacional de Seguridad Nuclear y Salvaguardias, donde participó en estudios de seguridad sísmica de la planta de Laguna Verde. Es integrante del Consejo Consultivo de Ciencias de la Presidencia, y miembro de la Academia Mexicana de Ciencias.

Distinguido por el gobierno de la República con el Premio Nacional de Ciencias y Artes, también ha recibido la medalla Manuel Maldonado, de la Unión Geofísica Mexicana; el Premio Universidad Nacional, en el área de Innovación Tecnológica y Diseño; el Reconocimiento Especial de la Sociedad Mexicana de Ingeniería Sísmica, y la Medalla Luis Esteva Maraboto.
Créditos: UNAM. DGCS -338/unam.mx

Estrenará Red Mexicana de Aerobiología, página web

 
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Centro de Ciencias de la Atmósfera3 de mayo de 2010

• Contendrá información como la variación, en tiempo y espacio, de los principales alérgenos polínicos presentes en la atmósfera de la Ciudad de México
• También, incluirá el taxón de cada tipo de polen, sus concentraciones, los avances de un calendario polínico y un semáforo de alerta polínica
• La ReMA, proyecto coordinado por María del Carmen Leticia Calderón Ezquerro, del CCA de la UNAM, elabora un Atlas Nacional de Polen

En ciudades industrializadas, la incidencia y exposición a aeroalérgenos impacta significativamente la salud de más del 20 por ciento de la población. Algunas personas necesitan 15 granos de polen, otras sólo dos, para presentar una reacción alérgica.

Asimismo, el polen atmosférico se considera un bioindicador de contaminación, por lo que se puede utilizar como modelo experimental para evaluar la calidad del aire.

Partículas contaminantes de monóxido de carbono, óxido de nitrógeno, óxido de azufre y diésel, entre otras suspendidas en el aire, se pegan a la exina (cubierta exterior dura) de los granos de polen que, cuando son inhalados, inflaman las mucosas de las vías respiratorias y aumentan su permeabilidad.

No obstante, con el incremento de la temperatura y el trastocamiento de las precipitaciones fluviales, se ha alterado el patrón de floración de las plantas (se atrasa o se adelanta), lo que repercute en la biodiversidad, la ecología y la salud humana.

De ahí la importancia de alertar sobre la calidad biológica y la alergenicidad del aire de la Ciudad de México, con datos precisos y oportunos, y esa es una de las tareas de la Red Mexicana de Aerobiología (ReMA), coordinada por María del Carmen Leticia Calderón Ezquerro, investigadora del Centro de Ciencias de la Atmósfera (CCA) de la UNAM.

La ReMA forma parte de un proyecto conjunto de la Universidad Nacional y el gobierno del Distrito Federal, denominado “Evaluación de la calidad del aire de la Ciudad de México y su efecto en la salud de la población expuesta a biopartículas alergénicas (granos de polen) y su relación con el cambio climático”.

Y en una próxima etapa, la Red inaugurará su página web (www.atmosfera.unam.mx/rema), que contendrá información como la variación, en tiempo y espacio, de los principales alérgenos polínicos (pastos, malezas y árboles) presentes en la atmósfera de esta urbe, anunció Calderón Ezquerro.

En ese sitio se incluirá, además, el taxón de cada tipo de polen, sus concentraciones, los avances de un calendario polínico en proceso (su presencia a lo largo del año), un semáforo de alerta polínica, información de las alergias que ocasiona cada tipo de polen y vínculos a personal médico especializado.

Calendario polínico

Para brindar sus servicios, la ReMA cuenta con datos recabados por casi dos años, que incluyen tipos de granos de polen, su grado de alergenicidad (alta, media o baja) y concentraciones.

“Tenemos registrados unos 50 tipos en el valle de México; de ellos, 20 son los más importantes por sus concentraciones. Por ejemplo, la concentración anual acumulada de granos de polen de fresno (Fraxinus) en Chapultepec fue de 16 mil 248 por metro cúbico de aire; en Ciudad Universitaria, de 30 mil 631, y en Iztapalapa, de mil 296”, dijo.

Los universitarios también elaboran un calendario polínico que representará en forma sencilla los distintos tipos de polen con capacidad para producir alergias, y su presencia en el aire a lo largo del año.

Contendrá cuatro grupos con varias categorías que permitirán conocer el riesgo de padecer una alergia. Cada tipo polínico registrado entrará en alguna de las categorías establecidas, según su alergenicidad y concentración, señaló.

El grupo uno presenta las siguientes categorías: Nula: menos de un grano de polen por metro cúbico de aire. Baja: entre uno y 15 granos por m³ de aire. Moderada: de 16 a 30 granos por m³. Alta: más de 30 granos por m³. En este grupo entran tipos polínicos como Parietaria, Urtica, Fabaceae, Apiaceae y Cannabis, entre otros.

“Hasta la fecha tenemos una representación gráfica de lo que ha ocurrido en casi dos años, pero necesitamos un mínimo de cinco para ver qué patrones se repiten y hacer el calendario polínico de cada especie”, indicó Calderón.

En esa representación figura el fresno, cuyos periodos de floración y concentración se cuentan de diciembre a febrero-marzo. En ese lapso, integrado precisamente por los meses más fríos, las concentraciones pico (en enero) fueron de 900 granos por m³ de aire.

Dos casos más son los pastos (que crecen todo el año), cuyas concentraciones máximas fueron de 87 granos por m³ de aire, y la familia de las cupresáceas (que incluye al ciprés y al enebro), de 904 granos por m³ de aire en enero.

“Con cada tipo polínico que encontramos e identificamos, vamos haciendo este calendario”, refirió la especialista.
Semáforo de alerta polínica

Con base en pruebas dérmicas que permiten saber a qué tipo de polen responde un individuo, y en la experiencia de aerobiólogos como María del Mar Trigo, del grupo de investigadores que conforman la Red Española de Aerobiología, los científicos universitarios catalogarán cada uno de los tipos polínicos, según alergenicidad y concentraciones en el aire de la Ciudad de México, para hacer un semáforo de alerta que podrá ser consultado también en la página de la ReMA.

“Con este semáforo y el reporte de la calidad biológica del aire (buena, aceptable, regular o mala), el personal de salud (alergólogos, neumólogos y médicos de atención primaria), que usualmente debe esperar a hacer sus pruebas dérmicas para saber a qué tipo de polen responde una persona, tendrá información, en tiempo real (semanal), del tipo polínico que predomina en el ambiente, así como de las concentraciones con que se presenta en diferentes puntos”, refirió la experta.

Con base en lo anterior, prosiguió, se podrán recetar medicamentos, aplicar vacunas o minimizar los efectos alergénicos en las personas, o bien, emitir recomendaciones como usar tapabocas; mantener cerradas las ventanas de casas, oficinas y automóviles, y no salir de paseo en días y horas determinados, entre otras acciones.

También, será de utilidad para el público en general, en especial para los alérgicos. “Un asmático alérgico a distintos tipos polínicos, que se entere por este medio de las concentraciones de pólenes en alguna zona de la urbe, evitará ir allá o acudirá a su médico para tomar medidas preventivas”, añadió.

Proyecciones a futuro

El monitoreo y detección de granos de polen permitirá hacer también proyecciones a futuro de los efectos del cambio climático en la distribución y concentraciones de los mismos, y de sus impactos potenciales en la salud humana.

“En Europa, donde desde hace 20 años se monitorean los aeroalérgenos, ya se ven los efectos reales del cambio climático sobre la floración de las plantas”, informó Calderón Ezquerro.

Con el incremento de la temperatura y el trastocamiento de las precipitaciones fluviales se ha alterado el patrón de floración de las plantas (se atrasa o se adelanta), lo que repercute en la biodiversidad, la ecología y la salud humana.

Así pues, los médicos ya no pueden saber cuándo un determinado tipo polínico muy alergénico (un fresno, un ciprés, un trueno) presentará sus picos de concentraciones.

“¿Qué va a pasar con la vegetación en 2030 ó 2050, cuando la temperatura haya subido más? Si queremos hacer en México proyecciones a futuro sobre el cambio climático, necesitamos contar con una base de datos muy completa, no hay de otra”, consideró.

Bioindicador

El polen atmosférico es un bioindicador de contaminación ambiental, y se puede utilizar como modelo experimental para evaluar la calidad del aire. Partículas contaminantes de monóxido de carbono, óxido de nitrógeno, óxido de azufre y diesel, entre otras, que están suspendidas en el aire, se pegan a la exina (cubierta exterior dura) de los granos de polen, y cuando éstos son inhalados por las personas, inflaman las mucosas de las vías respiratorias y aumentan su permeabilidad.

“Así, para detectar la presencia de metales pesados y otros contaminantes en las superficies de especies inductoras de polinosis en la Ciudad de México, llevaremos a cabo varios estudios”, apuntó.

En granos de polen capturados en Ciudad Universitaria y Chapultepec, se han encontrado partículas de azufre, aluminio, cloro, bromo, sodio y magnesio, así como algunos gases.

Es probable que algunos granos de polen no sean muy alergénicos; pero si tienen adheridas ciertas partículas contaminantes, podrían potenciar su alergenicidad o causar efectos genotóxicos.

“También puede ocurrir que, como tales, ya no estén en la atmósfera, pero sí sus proteínas alergénicas, pegadas a aerosoles o a gotitas de agua, y cuando éstos bajan, los inhalemos. Quizá por eso mucha gente sigue teniendo reacciones alérgicas luego de que el polen ha desaparecido de la atmósfera por sedimentación, o ha sido lavado por la lluvia”, alertó.

Una trampa de esporas de hongos y granos de polen

En cada estación de monitoreo de la ReMA hay un trampa de esporas de hongos y granos de polen, conformada por un tamborcito con una cinta de celofán impregnada con adhesivo. Las partículas que flotan en el aire se impactan en la cinta, que se mueve dos milímetros por hora.

Cada una de ellas –cada semana se cambian– se corta en siete partes, que se ponen en un portaobjetos para su observación y análisis en el microscopio.

Algunas estaciones de monitoreo de la ReMA, se conectarán con la red de estaciones meteorológicas que tiene el Centro de Ciencias de la Atmósfera en planteles de la Escuela Nacional Preparatoria y del Colegio de Ciencias y Humanidades de la UNAM.

Una red única en América Latina

En ningún país de América Latina hay una red similar a la ReMA, que comenzó a funcionar en 2008 con una estación de monitoreo en Ciudad Universitaria, y otra en el Museo de Historia Natural, en el bosque de Chapultepec.

En 2009, se montó una más en Iztapalapa, y se programa instalar, en el transcurso de este año, otras tres, en el norte, poniente y sur de la urbe.

Conforme se incremente la base de datos, además de informar de los efectos del cambio climático y contar con un calendario polínico cada vez más preciso, se podrá actualizar el inventario de la flora del Valle de México y realizar proyectos de investigación básica.

Asimismo, el equipo que coordina Calderón Ezquerro, elabora un Atlas Nacional de Polen, que contendrá información relacionada con la taxonomía, descripción, fenología (relación de ciclos climáticos con la floración), alergología, y microscopía de los distintos granos, así como fotografías de pastos, malezas y árboles.

Con la ReMA colaboran la Universidad de Málaga, España, la Agencia Española de Cooperación Internacional, el Instituto de Biología de la UNAM, el Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias y el Instituto Oftalmológico Fundación Conde de Valenciana, entre otras instituciones.

Créditos: UNAM. DGCS -270/unam.mx