



BOGOTÁ D. C., 08 de marzo de 2018 — Agencia de Noticias UN-
En el estudio se logró establecer que los niños y jóvenes que vivían a menor altura tenían menos masa de hemoglobina que quienes vivían en Bogotá, con diferencias de hasta dos gramos entre unos y otros.
El aumento en la producción de hemoglobina a mayores alturas se da como una respuesta del organismo para compensar la relativa falta de oxígeno, explicó Diana Marcela Ramos, quien junto con Ericka Mancera desarrolló la investigación como tesis de grado para obtener el título de doctorado en Biología de la de la Universidad Nacional de Colombia (U.N.).
“La hemoglobina es una proteína presente en la sangre, encargada de transportar el oxígeno a cada uno de los tejidos, fundamental para garantizar la demanda de energía”. De ahí que las personas con mayor cantidad de esta proteína alcancen mayores niveles de exigencia en competencias deportivas, explica la profesora Mancera, quien hace parte del Departamento de movimiento corporal humano, de la Facultad de Medicina.
A través del estudio, se pudo concluir también que el primer factor a tener en cuenta es el sexo, puesto que los hombres producen más hemoglobina que las mujeres, y por ende su rendimiento es mayor.
De igual manera, se encontró que aunque en los hombres este aspecto podría variar dependiendo de si acostumbraban entrenar o no –siendo mayor entre quienes lo hacían-, en las mujeres estos niveles se mantenían iguales, independientemente de que practicaran alguno de estos deportes con regularidad.
El estudio
Luego de evaluar a 470 niños y adolescentes en las poblaciones de Bogotá (Cundinamarca) y Tuluá (Valle del Cauca), se desarrolló una serie de estudios para identificar cuáles factores determinan la producción de hemoglobina entre los 9 y los 18 años de edad.
“Este estudio fue realizado entre niños entrenados y no entrenados, lo que por ejemplo ha permitido detectar potenciales talentos que no se habían decidido por la práctica de ninguna disciplina deportiva y cuyo talento podría estar desperdiciándose”, explica Ramos.
Respecto a las variables asociadas al consumo máximo de oxígeno, niveles de testosterona, eritropoyetina y ferritina -hormonas asociadas a la producción de glóbulos rojos y hierro, respectivamente-, se ha encontrado que la primera de ellas ejerce una gran influencia que explicaría las diferencias que existen respecto al desempeño de los atletas al hacer la comparación entre hombres y mujeres.
Cuidado con la exigencia
El estudio también encontró que muchos de los niños entre 9 y 11 años que inician su práctica deportiva con unos niveles de exigencia muy alto, no están en capacidad de soportar esa carga, debido a que aún no cuentan con la debida capacidad para el transporte de oxígeno.
En ese sentido, la doctorante Ramos, recuerda el caso de un niño con gran potencial que inició su carrera deportiva en la especialidad de marcha a los 9 años, pero que luego de un año de entrenamiento decidió apartarse porque se encontraba físicamente agotado.
De igual manera, advierte que el mejor momento para que un niño comience a realizar este tipo de entrenamientos estaría entre los 14 y 15 años, edades en las que los menores cuentan con una mayor producción de hemoglobina.
“Si un padre quiere que su hijo realice este tipo de deportes, lo primero que debe hacer es practicarle un examen médico de aptitud deportiva que incluya una valoración nutricional, a partir del cual se pueda prevenir cualquier complicación a la hora de la práctica”, explica la profesora Mancera, quien insiste en llamar la atención sobre el hecho de que no todos los niños están llamados a practicar deportes con estos niveles de exigencia.
Fuente: agenciadenoticias.unal.edu.co