Identidad y lenguaje, esenciales para enfrentar la globalización

 
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BOGOTÁ D. C., 26 de julio de 2017 — Agencia de Noticias UN-

Así lo señaló la profesora Neyla Graciela Pardo en su ponencia sobre lenguaje y globalización ofrecida en el XVIII Congreso Internacional de la Asociación de Lingüística y Filología de América Latina (Alfal).Mediante el lenguaje “lograremos reconstruir lo que somos como cultura y sociedad, puesto que formamos parte de una comunidad de infinitas posibilidades, la mayor parte de las cuales, infortunadamente, han sido desestimadas a través de discursos hegemónicos que circulan globalmente y que se abrogan la etiqueta de universales”, subraya la docente.

Como parte de las celebraciones de su Sesquicentenario, la Universidad Nacional de Colombia (U.N.) acoge la participación de expertos y académicos de la Alfal para debatir sobre las implicaciones de producir significado en una cultura.

Según la docente Pardo “con el lenguaje se pueden agenciar los procesos fundamentales para lograr la paz”, y, en tal sentido, hace énfasis en la “necesidad de ahondar en las posibles maneras de lograr esa transformación a partir de las prácticas comunicativas que tienen lugar en un escenario cada vez más interconectado, integrado asimétricamente y jerarquizado”.

Añade que “rescatar los referentes de la integración latinoamericana constituye un eje central de las discusiones que se están dando en la región en torno al papel del lenguaje en la globalización”.

“El debate debe abordar la arbitraria definición del inglés como lengua global, con lo que esto implica en términos del desconocimiento de otros sistemas lingüísticos en los que se entretejen otras formas de representación y significación de la realidad”, destaca.

“Ante un discurso que se propone global, pero que a contraluz reproduce mecanismos de colonialidad”, la propuesta de la docente se encamina hacia “la revalorización, en los distintos campos de las ciencias humanas y sociales, de nuestros propios saberes, creencias, rituales y maneras de entender la realidad”.

En un mundo en el que la construcción de identidad pasa por la publicidad, se debe tener especial cuidado con la creencia de que todo el conocimiento científico se encuentra en la web. Esto, en su concepto, “desestimula el desarrollo de la capacidad crítica interpretativa indispensable para superar las inmensas brechas sociales que caracterizan a las sociedades latinoamericanas”. Por ello, advierte, “debe cuestionarse la creencia de que en ese escenario se alojan verdades absolutas e incontrovertibles”.

Redes sociales y “posverdad”

Actualmente en los centros urbanos, los lenguajes polisígnicos o multimodales encuentran en las redes sociales una de sus máximas expresiones: música, videos, emoticones e ideogramas, entre otros.

“El papel de las redes sociales requiere una mirada desde los estudios del lenguaje, no solo para verificar cómo se instalan creencias y saberes, sino también para interpretar los nuevos procesos de transformación del conocimiento”, destaca la profesora Pardo.

Una de las pricipales tareas pendientes que tienen los lingüistas es la de abordar las cuestiones que forman parte de las precupaciones de las generaciones actuales, con el fin de contribuir a facilitar los procesos de resistencia a través de una participación más activa, además de promover la configuración e instalación de nuestros propios discursos.

En la medida en que el acceso a la información de calidad cuesta mucho dinero en los espacios de socialización contemporáneos, la profesora plantea que el conocimiento de carácter científico-técnico debería tener un acceso más amplio.

Por esta razón insiste en el hecho de que lo que actualmente se define con el nombre de “posverdad” es “un concepto nulo que designa un complejo de procedimientos semióticos que se encuentran en el núcleo de las prácticas de poder que se instalan en diferentes escenarios de construcción de la vida colectiva, cuyo propósito es desestructurar los vínculos entre lo real y lo imaginario”.

“Si no hay una definición de lo que es verdad, mucho menos se puede hablar de una posverdad”, precisa la lingüista, para quien “el término no deja de ser una moda con carácter pasajero, si bien es cierto que logra aumentar el actual estado de confusión que se deriva del uso arbitrario y abusivo del lenguaje y la comunicación”.

Fuente: agenciadenoticias.unal.edu.co

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