



29 de junio de 2015
Bogotá D. C., jun. 29 de 2015 – Agencia de Noticias UN- La relación con la tierra y el alimento va más allá de la producción y el sostenimiento de una parcela. Esta comprende un espacio espiritual que remite al mito de la creación, cuando los dioses ofrecieron a los hombres los frutos y semillas para su alimento.
Así lo expresa Abel Antonio Santos, primer lingüista tikuna de la Universidad Nacional, uno de los conferencistas invitados por la U.N. para formar parte de la programación académica y cultural que llevará a cabo la Institución en Agroexpo 2015 y que este año se centrará en la cultura amazónica.
Santos, maestro tikuna de la comunidad Arara, ubicada a una hora de Leticia por el río Amazonas, se ha convertido en uno de los mayores defensores de la lengua y las costumbres de su comunidad, muy influenciada por el estilo de vida occidental.
Para el pueblo tikuna, el hombre tiene una relación más directa con la tierra, pues él abre la chagra ?microterritorio donde se cultiva? en un pedazo de monte, espera que haya buen sol, quema la chamiza y espera.
“La chagra tiene implícita una relación con el espacio, distinta a la concebida por la agricultura industrial y masificada”, explica el líder indígena, para quien este espacio, que es pensado para labrar la tierra, se transforma en un ser vivo que transmite la sustancia, el pensamiento y la palabra en forma de fruto.
Los principales productos que cosechan los indígenas de la región son yuca dulce, yuca blanca, yuca brava, plátano, ají, papa, ñame y piña.
Cada alimento tiene su lugar de siembra, la yuca por ejemplo se cultiva en los lados de la chagra, la yuca blanca más al centro y los plátanos en diferentes lugares. Caso distinto ocurre con el ají, que se siembra preferiblemente en las raíces.
“Además, cada uno tiene su fórmula de siembra y está directamente conectado con la cultura y los valores simbólicos de la comunidad”, menciona el maestro Santos.
Asimismo, a la hora de sembrar, cada miembro de la familia juega un papel dentro de la cadena de producción. Por ejemplo, mientras el hombre busca las semillas, los mayores van narrando historias.
Se siembra en compañía de la mujer, aunque para el pueblo su papel está intrínsecamente relacionado con el fogón, razón por la cual en el mito indígena se cree que al tener las manos calientes, podrían ocasionar no muy buenas cosechas si manipulan los frutos.
“Pueden sembrar, pero lo aconsejable es que lo haga el hombre, quien es el que hace el hoyo y busca espacios distintos de siembra”, amplía el lingüista.
Los niños también siembran porque tiene la mano muy dócil y no poseen mucho calor en ella, lo que augura buena cosecha.
De igual manera se considera que hay ciertos alimentos nombrados por ellos como “fuertes”, que son la yuca brava, el ají, el tabaco y la piña, los cuales solo pueden ser sembrados por los mayores. Además, del ñame se dice que puede enfermar a los niños, por lo tanto se desaconseja su consumo en recién nacidos.
“Los alimentos son la transmisión de fuerza, vitalidad, sabor y pensamiento, de ahí que cuando se ingieren, se transfieren dichos principios. Los productos indígenas son alimentos limpios sin fertilizantes y que no perjudican la tierra”, destaca.
Abel Antonio Santos, primer lingüista indígena egresado de la Universidad Nacional, es uno de los conferencistas invitados por la U.N. para formar parte de la programación académica y cultural que llevará a cabo la U.N. en Agroexpo 2015 y que este año se centrará en la cultura amazónica.