



08 de junio de 2015
Bogotá D. C., jun. 08 de 2015 – Agencia de Noticias UN.- Los sistemas coexisten como si fueran ecosistemas ambientales. Aunque en el pasado Google y Yahoo eran fuertes competidores, hoy se interrelacionan para ser sostenibles.
Un ejemplo de ello es la denominada nube o cloud computing, nombre que se le dio al procesamiento y almacenamiento masivo de datos en servidores que alojan la información del usuario. En ella, los proveedores de servicios están muy vinculados a los de tecnología, lo que genera un ecosistema en el que cada uno aporta.
Dicho aporte se hace con la necesidad de generar un desarrollo sostenible de modo que la sociedad, como usuario, obtenga beneficios de las funciones y aplicaciones que hay en la red.
“Las personas están cada vez más relacionadas con dispositivos que se encuentran conectados a la conocida ‘red de redes’, es decir, internet. Esa es la evolución que se da hacia el internet de las cosas o de los objetos”, afirmó la profesora Tatiana Delgado Fernández, profesora adjunta del Departamento de Ingeniería de Sistemas e Industrial de la U.N., invitada por la Facultad de Ingeniería para hablar sobre los ecosistemas geoespaciales emergentes en el internet de las cosas.
Dentro de los ejemplos de esta novedad se encuentran la nevera que informa al supermercado las cosas que el usuario necesita para que se las lleven a la casa, o que anuncia si un producto ha caducado; el dispositivo que le permite al médico conocer en tiempo real nuestras facultades bioquímicas; el control remoto que enciende electrodomésticos; y las pulseras electrónicas que informan sobre los signos vitales cuando una persona sale a hacer deporte, entre otros.
Según la experta, se estima que para el año 2020, alrededor de 50 billones de dispositivos estarán conectados a la red y ofrecerán gran cantidad de información, el dilema está en cómo procesarla de forma coherente para que tenga sentido.
La profesora Delgado Fernández explica que los sistemas electrónicos coexisten como si fueran ecosistemas ambientales, esto se refiere a que las plataformas de software que competían entre ellas, hoy se complementan y se interrelacionan.
“Respecto al big data o datos masivos, en dos años en el mundo se generó toda la información que se había producido en toda la historia de la humanidad”, subrayó la docente, quien agregó que lo más importante de esta información, más que su producción, es su transformación en conocimiento.
Para la experta, esto se logra a través de nuevas tecnologías. El gran paradigma de los sistemas masivos incluye sistemas paralelos de procesamiento, pero también modelos matemáticos y estadísticos. En ese sentido, lo que más ayuda es la relación entre plataformas y tecnologías a través de aplicaciones, esto es lo que se conoce como ecosistemas.
Dicho concepto se encuentra ubicado en una frontera emergente, es decir que el internet de las cosas aún no tiene un alto servicio para la sociedad, pues todavía se entiende como una expectativa del mercado.
Sin embargo, en Asia ya existen ciudades inteligentes como Shanghái, la ciudad más poblada de China, o Dubái, uno de los siete emiratos que conforman los Emiratos Árabes Unidos. Estas buscan, a través del internet de las cosas, hacer un mejor monitoreo de su desempeño respecto a la energía eléctrica, las infraestructuras y los ciudadanos. El objetivo es facilitar la vida del hombre.
“En América Latina se está empezando a asimilar algunas de las tecnologías que el internet de las cosas involucra, por eso en los ámbitos académicos es donde se debe proveer y facilitar su implementación”, concluyó la docente.