Aunque la academia ha entregado herramientas más ajustadas a la realidad colombiana, en las metodologías oficiales siguen existiendo grandes vacíos que subestiman el problema.
Los métodos de medición de la inseguridad alimentaria y nutricional usados en el país no alcanzan aún el grado de confiabilidad suficiente para diseñar políticas públicas adecuadas.